Cuesta muchísimo aceptar que personas cercanas a ti toman distintos caminos por cuestiones personales o profesionales y más cuando el tiempo que pasaste con ellas fue único: tantos momentos, aventuras, risas, lágrimas y hasta locuras. El sólo hecho de ya no visualizar un posible encuentro en el futuro te sacude el mundo por dentro. De ser posible, te clonarías o hasta detendrías el tiempo por tan sólo unos minutos en la despedida.
Luego recuerdas que todos tenemos derecho a volar para explorar nuevos horizontes o simplemente, para volver a casa. Y lo más importante, reconoces que...
La vida es un cruce y desvío de caminos.
Personas coincidirán en tu camino y se distanciarán.
Coincidirás en el camino de otros y te distanciarás.
Una vez que asimilas lo anterior, empiezas a agradecer por tener el gusto, el placer y el honor de coincidir en esta vida con todas esas personas. Independientemente de si compartiste poco o mucho tiempo con ellos, fue suficiente para que:
- Se quedaran en el lado izquierdo del pecho, a pesar de la distancia y el paso de los años.
- Apliquemos las lecciones de vida que nos dejaron y algunas de nuestras acciones se vean influenciadas por sus maneras de ser o hacer las cosas.
Lo mejor es que los tienes al alcance de una llamada, una videollamada, un mensaje, un café o una cena, para revivir recuerdos y/o ponerse al día de lo que ha sido de sus vidas hasta el momento.
Estáte seguro de que...
La vida hará que los caminos vuelvan a coincidir, tarde o temprano.