El sol estaba por caer.
Después de horas y horas de plática, canciones cantadas a todo pulmón y un millón de risas, nos quedamos contemplando el lago, respirando su inmensa tranquilidad.
- ¿Qué harías si mañana fuera el fin del mundo? - Me preguntas con curiosidad.
Te respondí:
- Mucha gente haría lo que nunca hizo: expresaría sentimientos callados, dejaría el orgullo atrás, pediría perdón. Ese tipo de cosas que sólo haces cuando reconoces que se te está acabando el tiempo y no hay nada que perder.
En lo personal, creo firmemente que estamos donde necesitamos estar, por lo que te daría un beso en la frente y esperaría el desenlace del planeta. -
- ¿Sólo me darías un beso ahí? - Me preguntas con sorpresa.
- Sí. -
- No entiendo, y ¿por qué no en los labios? -
- Porque aunque sabes que me gustas y que te quiero como a nadie, no has dejado de ser mi amiga, y ni la proximidad del fin del mundo haría que te besara porque te respeto y además, besos en la boca hay muchos en la vida, besos en la frente hay pocos y sin duda, son más significativos y se guardan para siempre en el alma.
- Y, ¿si no se acaba el mundo mañana? -
- Igual vas a tenerlo. Esa es la manera más sincera y pura de decirte que estoy para ti y que estoy dispuesto a esperar lo necesario para ganarme tu corazón. -
Te di el beso en la frente y te abracé.